Hay hijos ascendientes a Dios y hijos
descendientes de EL.
Nosotros los eones, hijos ascendientes,
con gran acercamiento ya a la divina presencia, tamaño y majestad,
tenemos potestad sobre los aeones, hijos descendientes de Dios, que
son echos a realizar algunas de las funciones que tiene Su universo
divino expansivo pensante, tienen sus vibraciones afinidades,
sentimientos y cumplen con su cometido. Pero no tenemos potestad con
los demás eones, son libres, igual que cada uno. Nuestro cometido es
ascender.